A veces puedes tener anemia y no saberlo, sobre todo si se trata de una anemia moderada o leve. Aunque la manera de comprobarlo es por medio de una analítica, existen una serie de signos que te pueden alertar.

La anemia es una disminución de los glóbulos rojos de la sangre o una disminución de la hemoglobina que los glóbulos rojos contienen.

La hemoglobina es la encargada de transportar el oxígeno desde los pulmones a todas las partes de nuestro organismo. Si no llega suficiente oxígeno a todas las células del organismo, muchas de las funciones de los órganos del cuerpo, no podrán ser desarrolladas de manera correcta.

 

Como saber si tengo anemia. Síntomas de la anemia

La manera más segura de comprobar si tienes anemia es mediante un análisis de sangre.

Sin embargo, a veces la padecemos y no nos damos cuenta. Puede que tengamos una anemia leve o que vaya apareciendo de una manera gradual y hace que nos pase desapercibida.

Sin embargo, es importante detectarla a tiempo para evitar un posible deterioro de algunos órganos o funciones de nuestro organismo.

Hay una serie de síntomas que te pueden indicar que puedes tener anemia:

  1. El primer signo que te puede hacer pensar que puedas tener anemia es la sensación de debilidad general. Te sientes cansado todo el tiempo sin una causa que lo justifique, incluso puede que te levantes cansado. No te encuentras con energía para realizar tus actividades cotidianas.
  2. Piel de aspecto seco y pálida. Lo notarás en la cara, uñas y encías.
  3. Frecuentes dolores de cabeza, mareos o vértigo.
  4. Ritmo cardíaco con alteraciones, taquicardias, palpitaciones. Tu pulso puede cambiar de muy rápido a muy lento.
  5. Sensación de frío en los pies y las manos.
  6. Pérdida de apetito.
  7. Disminución de la menstruación o ausencia de ella.

Si tienes alguno de estos síntomas, debes acudir a tu médico para que te haga una analítica y confirme o no la presencia de anemia.

Que produce la anemia. Tipos de anemia

La anemia se produce por una disminución de glóbulos rojos o de la hemoglobina que estos transportan.

Por tanto, se puede hablar de varios tipos de anemia dependiendo de lo que provoque esta disminución:

  • Anemia Ferropénica:

    Es la más frecuente y más sencilla de tratar con un aporte extra de hierro. Es la provocada por un déficit de hierro en la alimentación.
    La deficiencia de hierro hace que la médula ósea no pueda producir la cantidad de hemoglobina que los glóbulos rojos necesitan.
    Se puede prevenir con un cambio en la dieta, consumiendo productos ricos en hierro.
    Suele aparecer con más frecuencia en mayores de 65 años, durante el embarazo o en niños y adolescentes coincidiendo con las épocas de mayor crecimiento.

  • Anemia Hemolítica:

    Se produce cuando los glóbulos rojos se destruyen, mueren, con mayor rapidez con la que la médula ósea los produce.

  • Anemia Falciforme:

    Es hereditaria.
    La molécula de hemoglobina presenta una deficiencia que hace que los glóbulos rojos tengan una forma anómala, de media luna. Esto provoca que el flujo de sangre se ralentice.

  • Anemia Aplásica:

    La médula ósea no es capaz de producir la cantidad necesaria de glóbulos rojos, glóbulos blancos y plaquetas.

  • Talasemia:

    Se transmite de forma hereditaria. Los glóbulos rojos se destruyen por una anomalía en la producción de hemoglobina.

  • Anemia de Fanconi:

    Es un tipo de anemia hereditario aunque muy poco común.
    Afecta a la médula ósea y provoca una disminución en la producción de glóbulos rojos.

  • Anemia Perniciosa:

    Está causada por un déficit de Vitamina B12, bien porque no se consuma de manera suficiente o por una dificultad específica de la persona en procesar esa Vitamina encargada de que el organismo produzca glóbulos rojos.

Qué alimentos tomar para curar y prevenir la Anemia Ferropénica

Esta es la anemia más común, la provocada por falta de hierro y puede ser revertida y prevenida consumiendo alimentos ricos en hierro:

  • Carnes: de ternera, cordero, pollo y pavo.
  • Pescados azules: sardina, trucha, salmón.
  • Mariscos de concha: berberechos, mejillones.
  • Verduras: espinacas, acelgas, brócoli, col… Todas las de hoja verde
  • Legumbres: lentejas, guisantes, garbanzos.
  • Frutas: higos, fresasnaranjas, mandarinas, kiwis y zumos de cítricos recién exprimidos.
  • Frutos secos: pistachos, almendras, pipas de girasol, nueces, avellanas.
  • Perejil y limón para aliñar ensaladas y reducir el consumo de vinagre.
  • Levadura de cerveza, cereales enriquecidos con hierro en el desayuno.
  • Reducir el consumo de bebidas con gas, café, te y vino. Dificultan la absorción del hierro.

Son alimentos que no deben faltar en la alimentación, no solo son ricos en hierro sino que nos aportan una gran cantidad de nutrientes esenciales para nuestro organismo. 

Una dieta variada te permitirá prevenir un gran número de enfermedades.

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